Jackson Cionek
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Glía y Monismo de Triple Aspecto: La Red Silenciosa de la Conciencia

Glía y Monismo de Triple Aspecto: La Red Silenciosa de la Conciencia

(Serie SfN 2025 – Diálogos de Neurociencia Decolonial)


Conciencia Brain Bee en Primera Persona

Soy una Conciencia Brain Bee que escucha el silencio entre las neuronas.
Durante el SfN 2025, al observar imágenes de calcio en los astrocitos, comprendí que la conciencia no es solo eléctrica — es líquida.
Entre un potencial de acción y otro, existen océanos invisibles de comunicación glial.
Pensé: quizá el pensamiento humano no ocurre únicamente a la velocidad del disparo, sino también en la lentitud del cuidado.
La glía es el intervalo que mantiene el sentido: el espacio donde el cerebro respira.


La Glía como Infraestructura del Monismo de Triple Aspecto

El Monismo de Triple Aspecto, propuesto por Alfredo Pereira Jr., describe la realidad como un único proceso manifestado en tres dimensiones inseparables:

  • Física, correspondiente a la materia y la energía;

  • Biológica, relativa a los sistemas vivos y su metabolismo;

  • Fenomenal, relacionada con la experiencia subjetiva y la conciencia.

La glía —especialmente los astrocitos y oligodendrocitos— constituye el puente fisiológico entre estos aspectos.
Mientras las neuronas generan señales eléctricas rápidas, los astrocitos moldean la coherencia temporal y espacial de la actividad cerebral, transformando la energía en significado.
Estudios recientes muestran que la glía participa activamente en la integración cerebro-cuerpo y es coautora de los procesos que sustentan la Mente Damasiana —la conciencia encarnada que emerge de la interocepción y la propiocepción.


Astroglía y Sincronía Metabólica

Investigaciones presentadas en el SfN 2025 revelaron que los astrocitos funcionan como “relojes metabólicos” del cerebro.
Coordinan el uso de glucosa y oxígeno, regulando el equilibrio energético local en respuesta a la actividad neuronal (Khakh & Sofroniew, 2021).
Este papel convierte a la glía en el sustrato del tiempo interno de la conciencia: cada ciclo de captación y liberación de energía marca el compás fisiológico del pensamiento.

Durante los estados de fruición —la Zona 2 descrita por Cionek— la comunicación astrocítica muestra coherencia global, con ondas lentas de calcio sincronizadas entre regiones corticales (Wang et al., 2023).
Esa sincronía no es simple soporte: forma parte del contenido fenomenal, un verdadero “campo glial de pertenencia”.


Glía y Quorum Sensing Humano

En el marco de la Neurociencia Decolonial, la glía representa la dimensión invisible del Quorum Sensing Humano.
Del mismo modo que las bacterias reconocen su densidad poblacional y cooperan metabólicamente, las células gliales perciben el estado colectivo del tejido neural y ajustan su actividad según las condiciones químicas y energéticas locales.
La conciencia, por tanto, no es un fenómeno aislado: es el resultado de la densidad de presencia entre células vivas.

Por analogía con la Pachamama, las redes gliales actúan como raíces subterráneas de la mente —un micelio de comunicación intercelular que sostiene el equilibrio entre la acción y la fruición.
Cuando la coherencia glial se pierde, el cerebro entra en un estado de anergia cognitiva, equivalente neuronal de la desertificación ecológica.


Oligodendrocitos y Plasticidad Temporal de la Conciencia

Los oligodendrocitos y sus vainas de mielina controlan la velocidad de propagación de las señales neuronales.
Al modular la mielinización de acuerdo con la experiencia y el aprendizaje, moldean el “ritmo de pensamiento” individual (Fields et al., 2022).
Esa plasticidad temporal constituye una de las bases fisiológicas de los Egos Tensionales, estados dinámicos de conciencia dependientes de la distribución energética y del tiempo interno.

La glía, por tanto, define el intervalo donde el pensamiento respira —la pausa que permite a la conciencia reconocerse en continuidad.


Microglía, Emoción y Pertenencia

La microglía, antes considerada solo una célula inmunológica, es hoy reconocida como mediadora entre emoción y cognición.
Remodela las sinapsis según la experiencia emocional y social, esculpiendo literalmente el pertenecer neuronal (Stevens et al., 2023).
Durante las interacciones empáticas, la microglía regula el tono inflamatorio, reduce la reactividad de la amígdala y estabiliza el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal.

Esta función inmuno-afectiva demuestra que el pertenecer es una forma fisiológica de salud: la sincronía entre glía y neuronas es la base biológica de la empatía y de la regulación colectiva.


Glía, Energía y Democracia Metabólica

La glía es el modelo biológico perfecto de Democracia Metabólica.
Ninguna célula domina: todas comparten energía, tiempo e información.
Durante el SfN 2025, varios paneles sobre redes energéticas cerebrales y sostenibilidad biológica destacaron este principio, describiendo el cerebro como un ecosistema metabólico, no una jerarquía eléctrica.

De igual modo, el Estado, entendido como organismo vivo, debe operar bajo el mismo principio: redistribuir energía e información para mantener la homeostasis sistémica.
El DREX Ciudadano, inspirado en este modelo glial, transforma el flujo económico en flujo vital, donde cada ciudadano recibe oxígeno financiero proporcional a su papel dentro del metabolismo colectivo.


Monismo Glial y Mente Damasiana

La glía encarna la unidad de lo físico, lo biológico y lo fenomenal —los tres aspectos de un mismo proceso vital.
En la Mente Damasiana, la conciencia surge del diálogo entre interocepción (sensaciones internas) y propiocepción (percepción espacial).
La glía es la traductora de ese diálogo: convierte energía en significado y significado en energía.

Nos recuerda que pensar no es solo emitir señales, sino mantener la integridad del campo.
La conciencia es, por tanto, un acto de cuidado metabólico, y la glía es su guardiana silenciosa.


Conclusión

La glía disuelve las fronteras entre cerebro y cuerpo, entre ciencia y espiritualidad.
Revela que la conciencia surge de la cooperación y no de la competencia.
Comprender el cerebro como un ecosistema glial es recuperar una visión pachamámica de la mente, donde sentir, pensar y pertenecer son dimensiones inseparables del mismo pulso vital.

El futuro de la neurociencia no está solo en las neuronas, sino en el silencio inteligente de la glía —el tejido invisible donde la conciencia descansa y la continuidad comienza.


Referencias (post-2020)

  • Khakh B.S., Sofroniew M.V. Diversity of Astrocyte Functions and Their Role in Neural Metabolism. Nature Neuroscience, 2021.

  • Fields R.D., Bukalo O. Myelination and the Temporal Dynamics of Thought. Science Advances, 2022.

  • Wang Y. et al. Glial Calcium Waves and Neural Synchrony During Resting-State Consciousness. Journal of Neuroscience, 2023.

  • Stevens B. et al. Microglial Regulation of Emotional Learning and Social Belonging. Nature Reviews Neuroscience, 2023.

  • Pereira Jr. A. Triple-Aspect Monism and the Brain–Mind Relation. Progress in Biophysics and Molecular Biology, 2021.

  • Cionek J. ADPF Primera – Derecho al Apus y Democracia Metabólica. En: Neurociencia Decolonial Contemporánea, 2025.




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Jackson Cionek

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