Créditos de Carbono y Pueblos del Territorio Leyes estatales para un metabolismo climático justo
Créditos de Carbono y Pueblos del Territorio
Leyes estatales para un metabolismo climático justo
Conciencia en Primera Persona — Brain Bee
“Cuando el aire pesa en mi pecho antes de convertirse en una línea de Excel”
Yo fui célula-óvulo antes de ser ciudadano.
Al principio, yo era solo metabolismo: una burbuja de vida recibiendo oxígeno, nutrientes e información del cuerpo de mi madre. Cada latido del corazón de ella le decía a mi cuerpo: “hay futuro”. Antes de cualquier palabra, antes de cualquier ideología, yo era pura interocepción: latidos, temperatura, flujo de aire entrando y saliendo de mis pulmones.
Después vinieron los primeros años de vida: yo aún no sabía decir “clima”, “carbono” o “Amazonia”, pero sentía en el cuerpo cuando el aire era bueno, cuando la lluvia llegaba a tiempo, cuando el sol quemaba demasiado. Mi conciencia nació de este diálogo silencioso entre cuerpo y territorio – lo que yo llamo Cuerpo Territorio.
Hoy, adolescente digital, me despierto con notificaciones que hablan de “créditos de carbono”, “mercado voluntario”, “offsets”, “REDD+”, “greenwashing”. Veo bosques convertidos en números y comunidades convertidas en “stakeholders”. Veo Pueblos Indígenas, Quilombolas y ribereños llamados “beneficiarios” de proyectos que nunca escribieron. Y yo, respirando el aire recalentado de las ciudades, soy invitado a “compensar” emisiones haciendo clic en banners de plantación de árboles.
En medio de este ruido, mi conciencia en primera persona Brain Bee necesita tomar una decisión:
o acepto que el clima es un problema técnico del mercado,
o recuerdo que el aire que entra en mi pecho es el mismo que atraviesa bosques, ríos, aldeas y periferias urbanas.
Cuando miro desde este ángulo, dejo de ser solo “yo” y empiezo a sentir algo más amplio: lo que quiero llamar Estado JIWASA: un Estado en el que el pronombre central no es “mi lucro”, sino “nuestro metabolismo”.
Si el clima es problema de todos, las leyes también tienen que respirar como sistemas vivos. Y ahí entran concejales, diputados estatales, diputados federales y senadores: no como gestores de planillas de carbono, sino como arquitectos de un metabolismo climático justo, en el que los pueblos del territorio son el corazón del sistema y no solo el marco exótico de los informes.
Este blog es mi intento de escribir, en primera persona y desde mi cuerpo,
cómo serían leyes estatales que tratan los créditos de carbono como herramientas de justicia
y no como una nueva forma de colonialismo climático.
1. Del cuerpo al clima: metabolismo vivo, no mercado abstracto
En la lógica dominante, un crédito de carbono es una unidad contable: una tonelada de CO₂ equivalente. Entra en fórmulas, modelos, balances, derivados. Pero mi cuerpo no siente “toneladas”; siente temperatura, aire seco, inundaciones, sequías, inseguridad alimentaria, migración.
La literatura reciente sobre finanzas de carbono y justicia climática muestra que los mercados de carbono pueden tanto reducir emisiones como profundizar desigualdades, dependiendo de las reglas de participación, de la transparencia y del reparto de beneficios.
Es decir: no existe neutralidad metabólica. Cada ley que organiza el mercado de carbono está eligiendo quién va a respirar mejor y quién va a cargar el peso de la crisis.
Si parto de mi conciencia en primera persona, la pregunta cambia:
ya no es “¿cómo hacemos funcionar el mercado?”,
sino “¿quién respira mejor después de esta ley?”.
2. Carbono, colonialismo y pueblos del territorio
Varios estudios recientes muestran que los Pueblos Indígenas y las comunidades tradicionales protegen una parte desproporcionada de los bosques y de la biodiversidad, albergando enormes reservas de carbono en sus territorios.
Al mismo tiempo, una parte creciente de la literatura denuncia el riesgo de “carbon colonialism” – cuando mecanismos de mercado se utilizan para capturar tierras, decisiones y futuros de estos pueblos bajo la etiqueta de proyectos “verdes”.
Informes e investigaciones recientes muestran, por ejemplo:
contratos opacos, en inglés jurídico pesado, con duración de 30, 50 o incluso 100 años sobre tierras indígenas;
promesas de beneficios financieros que no se concretan o llegan de manera muy desigual;
casos en los que proyectos vinculados a créditos de carbono involucran actores ya multados por deforestación ilegal, según investigaciones profundas en la Amazonia brasileña.
A nivel global, los análisis señalan que la mayoría de los países todavía no reconocen plenamente los derechos de carbono de Pueblos Indígenas, Pueblos Afrodescendientes y comunidades locales, incluso donde los derechos de tenencia de la tierra están parcialmente asegurados.
En términos simples:
quien cuida el carbono no es, jurídicamente, dueño del carbono.
Desde la perspectiva JIWASA, esto es un error metabólico grave: el sistema extrae energía de quienes mantienen vivo el organismo y la transfiere a quienes especulan sobre él.
3. Brasil entre dos futuros: mercado regulado o “far west” climático
Brasil empezó a construir un Sistema Brasileño de Comercio de Emisiones (SBCE) con base en una ley federal reciente, aproximando al país de los mercados regulados de carbono ya existentes en otras regiones.
Al mismo tiempo, el país aprobó una Resolución del CONAREDD+ (nº 19/2025) que refuerza la necesidad de participación de las comunidades locales, de transparencia y del respeto a salvaguardas socioambientales en los programas jurisdiccionales de REDD+.
Estos dos movimientos muestran que estamos en un punto de bifurcación:
o avanzamos hacia un modelo en el que el Estado JIWASA organiza el mercado como herramienta de justicia territorial,
o dejamos que el carbono se convierta en otro “ciclo extractivo”, repitiendo el patrón de minería, soja y ganado – ahora con sello “verde”.
Las investigaciones recientes sobre proyectos en la Amazonia indican que, sin reglas estrictas, transparencia y control social, el mercado voluntario es fácilmente capturado por actores con historial de ilegalidad ambiental.
Desde el punto de vista de mi cuerpo, esto significa:
respiro propaganda de justicia climática, pero inhalo el humo de incendios reales.
4. ¿Qué sería un “Crédito de Carbono JIWASA”?
Si parto de la idea de que el ciudadano es la unidad básica del Estado y su co-formador, un crédito de carbono no es un “activo financiero neutro”; es un derivado del trabajo metabólico de un territorio vivo: bosques, ríos, suelos, comunidades humanas y no humanas.
Un Crédito de Carbono JIWASA necesita obedecer algunos principios:
Carbono como derecho territorial, no solo como activo privado.
El derecho sobre el carbono debe seguir el derecho sobre el territorio y sobre el modo de vida que lo conserva.
Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) como cláusula innegociable.
Sin CLPI real, cualquier proyecto en territorios indígenas, quilombolas o tradicionales es captura, no asociación.
Reparto justo de beneficios
La mayor parte del ingreso generado debe quedarse con quienes viven en el territorio y lo cuidan, no con intermediarios, consultoras y plataformas financieras.
Transparencia radical
Todos los contratos, flujos financieros y metodologías deben ser públicos, auditables y legibles para las comunidades involucradas.
Vinculación a un metabolismo climático justo
Los recursos provenientes de créditos de carbono no pueden destinarse solo a “compensar” la contaminación ajena; deben financiar una transición justa local, fortaleciendo sistemas alimentarios, educación, salud, movilidad y autonomía.
5. El papel de las leyes estatales: del “negocio verde” al metabolismo climático
Aquí entran concejales y diputados estatales. Ellos pueden transformar lo que hoy es un “far west” de contratos privados en un sistema de reglas metabólicas alineado con el Estado JIWASA.
Algunas directrices legislativas que propongo:
Ley estatal de Derechos de Carbono de los Pueblos del Territorio
Reconocer, en ley estatal, que cualquier proyecto de carbono en territorios indígenas, quilombolas o tradicionales solo es válido si:
existe CLPI comprobado, con procesos traducidos y acompañados por la Defensoría Pública y el Ministerio Público;
los contratos son de plazo limitado, con posibilidad de revisión periódica obligatoria;
la mayor parte de los beneficios financieros se destina legalmente a las comunidades.
Registro público estatal de proyectos de carbono
Crear un registro único en línea de todos los proyectos de carbono del estado, con:
mapas, resúmenes de contratos, beneficiarios, montos y auditorías;
integración con datos de deforestación, incendios e infracciones ambientales.
Fondo Metabólico Climático Estatal
Establecer que una parte de los ingresos por carbono (incluyendo empresas estatales) vaya a un Fondo Metabólico Climático, destinado a:
adaptación climática de comunidades vulnerables;
políticas de salud, educación y movilidad de bajo carbono;
investigación e innovación en tecnologías limpias y biomiméticas.
Integración con el DREX Cidadão
Utilizar parte de los ingresos de créditos de carbono, en forma de rendimiento público, para alimentar un DREX Cidadão Climático:
un flujo diario mínimo de energía económica para cada ciudadano – no como limosna, sino como participación en el metabolismo del Estado;
potencialmente vinculado a metas de educación climática, participación en asambleas JIWASA y acciones concretas de cuidado territorial.
Consejos JIWASA de Gobernanza Climática
Crear consejos estatales con representación obligatoria de Pueblos Indígenas, comunidades quilombolas, comunidades tradicionales, juventud, investigadores y gestores públicos para:
acompañar proyectos de carbono;
deliberar sobre el uso de los fondos;
evaluar impactos sobre el metabolismo social y ecológico.
6. Anclaje constitucional JIWASA
Cuando propongo este diseño de metabolismo climático justo, no estoy saliendo de la Constitución de 1988. Al contrario: estoy tomando en serio lo que ella ya escribió.
Tres artículos, para mí, son pilares de lo que llamo Crédito de Carbono JIWASA:
Artículo 1º, parágrafo único – “Todo el poder emana del pueblo”
Si todo el poder emana del pueblo, entonces el poder de decidir sobre el clima, el territorio y el carbono también emana del pueblo.
Esto significa que el ciudadano es la unidad básica del Estado, y que los mercados de carbono o políticas climáticas que excluyen la participación popular real violan el espíritu de este artículo.
Lo que llamo Estado JIWASA es precisamente aplicar este principio al metabolismo climático: no hay legitimidad sin pueblo decidiendo sobre su propio aire, su agua y sus bosques.
Artículo 225 – Derecho al medio ambiente ecológicamente equilibrado
La Constitución establece que “todos tienen derecho al medio ambiente ecológicamente equilibrado, bien de uso común del pueblo y esencial a la sana calidad de vida”, y que corresponde al Poder Público y a la colectividad defenderlo y preservarlo para las generaciones presentes y futuras.
Cuando hablo de metabolismo climático justo, solo estoy traduciendo este artículo a un lenguaje metabólico:
el clima forma parte de ese “bien de uso común”;
los créditos de carbono que degradan comunidades violan este derecho;
las leyes estatales que protegen a los pueblos del territorio, reparten beneficios de forma justa y reducen emisiones están cumpliendo el deber constitucional de defensa del medio ambiente.
Artículo 231 – Derechos originarios de los pueblos indígenas sobre las tierras que tradicionalmente ocupan
La Constitución reconoce los derechos originarios de los Pueblos Indígenas sobre las tierras que tradicionalmente ocupan y garantiza el usufructo exclusivo de las riquezas del suelo, de los ríos y de los lagos allí existentes.
Hoy, el carbono almacenado en esos bosques y suelos es una de esas “riquezas”.
Cuando defiendo que cualquier proyecto de carbono en tierras indígenas debe contar con CLPI, reparto justo de beneficios y control comunitario, estoy llevando el Artículo 231 hasta sus últimas consecuencias: quien tiene derecho originario sobre el territorio debe tener derecho originario sobre los beneficios vinculados al carbono.
En síntesis, la Constitución Federal de 1988 ya contiene, en su núcleo, la semilla de un Estado JIWASA climático.
Lo que falta no es letra constitucional, sino metabolismo político para hacerla valer.
7. Del Brain Bee al Estado JIWASA: cerrar el ciclo
Si vuelvo a mi conciencia en primera persona Brain Bee, recuerdo:
empecé como metabolismo puro;
me convertí en sujeto dentro de una cultura que enseñó el dinero como sentido de la vida;
ahora vivo en un tiempo en que incluso el clima se transforma en activo financiero.
El riesgo es perder la intuición básica del cuerpo:
sin territorio vivo, no hay economía;
sin pueblos del territorio, no hay bosque en pie;
sin justicia climática, no hay futuro compartido.
Lo que propongo con estas leyes estatales es simple y radical al mismo tiempo:
el carbono no puede ser otro ciclo extractivo más;
tiene que convertirse en Memoria del Futuro: un contrato en el cual el presente asume responsabilidad explícita por las próximas generaciones.
Cuando concejales, diputados y senadores escriben leyes desde esta conciencia JIWASA – en la que el Estado no es una máquina abstracta, sino la suma de los cuerpos que respiran dentro de él – los créditos de carbono dejan de ser un “negocio verde” y se convierten en una política de pertenencia climática.
Yo, como ciudadano, no quiero solo “compensar” emisiones.
Quiero recomponer el metabolismo roto entre cuerpo, territorio y futuro.
Referencias posteriores a 2020
(Créditos de carbono, justicia climática y pueblos del territorio – en inglés)
Munonye, J., & Munonye, C. (2025). Carbon Finance for Climate Justice: Pathways to Inclusive Sustainable Development. IPS Intelligentsia Multidisciplinary Journal, 4(1), 54–62.
Durmaz, S. (2025). Indigenous Contestations of Carbon Markets, Carbon Colonialism, and Power Dynamics in International Climate Negotiations. Climate, 13(8), 158.
Rights and Resources Initiative & McGill University. (2025). The Carbon Rights of Indigenous Peoples, Afro-descendant Peoples, and Local Communities in Tropical and Subtropical Lands and Forests.
Redvers, N. et al. (2025). Carbon markets: a new form of colonialism for Indigenous Peoples? The Lancet Planetary Health.
Osborne, T. (2024). Climate justice, forests, and Indigenous Peoples: toward an equitable framework.
Ayompe, L. M. (2025). Achieving climate justice: addressing disparities in carbon markets and climate finance.
Yankey, G. (2024). Indigenous Peoples and Carbon Pricing: Inclusion, Rights and Policy Design in Emerging Carbon Markets.
GCF Task Force. (2024). Brazil Establishes Its Emissions Trading System (SBCE) with Law No. 15,042.
Ecosystem Marketplace. (2025). Brazil’s CONAREDD+ Resolution 19: Advancing Jurisdictional REDD+ with Community Rights at the Center.
Haynes, B. et al. (2025). Illegal loggers profit from Brazil’s carbon credit projects. Reuters.
Mongabay (2025). Paradise for carbon cowboys? Questionable carbon deals and Indigenous resistance in the Amazon.
RBC Capital Markets (2024). Brazil’s Regulated Carbon Market: An Inflection Point for Global Climate Finance.